En un lugar muy lejano, en medio de un frondoso
bosque de robles, un hombre compartía su existencia junto a sus dos perros. Uno
estaba entrenado para conseguir alimentos y el otro dedicaba su existencia a
cuidar de las posesiones de su dueño.
Cuando salía en busca de algo para poder comer,
elegía por compañero al primero por ser el mejor en esa labor y a la vuelta, si
la suerte le había acompañado siempre solía darle una parte de la pieza que hubiera
cazado, al perro que celosamente guardaba sus posesiones.
Al ver
tan grande injusticia, el perro de caza le dijo a su compañero: -Maldito perro
vago. ¿Por qué disfrutas de algo por lo que no has movido ni un solo músculo?
-Comprendo tu
enfado.- dijo el otro con los ojos mirando al suelo. Pero no es culpa mía que
nuestro dueño te haya preferido a ti para cazar y a mí para proteger sus
posesiones. Si tan injusto te parece, ve
a quejarte a él y a mi déjame tranquilo disfrutar de esta deliciosa carne.
MORALEJA: No dependas nunca del esfuerzo ajeno, pues este por alguna razón
siempre terminará fallándote.
MARCELO, PABLO Y KEVIN “Grupo B” 5TO B
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