miércoles, 28 de mayo de 2014

LOS DOS PERROS

En un lugar muy lejano, en medio de un frondoso bosque de robles, un hombre compartía su existencia junto a sus dos perros. Uno estaba entrenado para conseguir alimentos y el otro dedicaba su existencia a cuidar de las posesiones de su dueño.
Cuando salía en busca de algo para poder comer, elegía por compañero al primero por ser el mejor en esa labor y a la vuelta, si la suerte le había acompañado siempre solía darle una parte de la pieza  que hubiera  cazado, al perro que celosamente guardaba sus posesiones.
Al ver tan grande injusticia, el perro de caza le dijo a su compañero: -Maldito perro vago. ¿Por qué disfrutas de algo por lo que no has movido ni un solo músculo?
-Comprendo tu enfado.- dijo el otro con los ojos mirando al suelo. Pero no es culpa mía que nuestro dueño te haya preferido a ti para cazar y a mí para proteger sus posesiones. Si  tan injusto te parece, ve a quejarte a él y a mi déjame tranquilo disfrutar de esta deliciosa carne.  
MORALEJA: No dependas nunca del esfuerzo ajeno, pues este por alguna razón siempre terminará fallándote.
MARCELO, PABLO Y KEVIN “Grupo B” 5TO B


LOS CLAVOS EN LA PUERTA

Hubo una vez un niño que tenía mal genio. Por ello su padre decidió entregarle una caja de clavos y un consejo, que cada vez que perdiera el control, clavase un clavo en la puerta de su habitación.
El primer día, el niño clavó 37 clavos en la puerta. Con el paso del tiempo, el niño fue aprendiendo a controlar su rabia, por ende, la cantidad de clavos comenzó a disminuir. Descubrió que era más fácil controlar su temperamento que clavar los clavos en la puerta.
Finalmente, llegó el día en que el niño no perdió los estribos. Su padre orgulloso, le sugirió que por cada día que se pudiera controlar, sacase un clavo. Los días transcurrieron y el niño logró quitarlos todos. Conmovido por ello, el padre, tomó a su hijo de la mano y lo llevó hasta la puerta y con suma tranquilidad le dijo:
-“Haz hecho bien, hijo mío, pero mira los hoyos... la puerta nunca volverá a ser la misma. Cuando dices cosas con rabia, dejan una cicatriz igual que ésta. Le puedes clavar un cuchillo a un hombre y luego sacárselo. Pero no importa cuántas veces le pidas perdón, la herida siempre seguirá ahí. Una herida verbal es tan dañina como una física. Recuerda que los amigos son joyas muy escasas, consérvalos, cuídalos, ámalos, pero no los lastimes, hay daños que son irreversibles y no hay perdón que los sane. 
El niño comprendió la enseñanza de su padre y jamás volvió a tener que controlar su ira porque se decidió a tomarse las cosas con calma y actuar siempre guiado por el amor.                                                                                                                              

Abigail y Florencia - Grupo “A” Turno Tarde 

DISCUSIONES Y PELEAS

Hay un cuento que habla sobre un barrio con muchísimos edificios, balcones y ninguna flor. Allí vivían dos vecinos que se llevaban muy bien.
Un día creció una hermosa flor. Pero creció justo, justito en medio de las dos casas.
Entonces empezaron los problemas. Uno decía que la planta había crecido en el límite pero inclinada hacia su casa: por lo tanto, la flor era suya. El otro decía exactamente lo contrario. Para él, la flor se inclinaba hacia su casa y por eso le pertenecía. Al principio sólo discutía de vez en cuando.
Pero como ninguno daba el brazo a torcer, se insultaron y hasta llegaron a pegarse. Uno tiraba basura al jardín del vecino. Y el otro devolvía la agresión con pedradas.
Tanto se pelearon, que no sólo quedaron lastimados y con las casas en ruinas, sino que sin darse cuenta, aplastaron a la flor y la mataron.
Al final los dos vecinos se quedaron sin amistad y sin flor.

MORALEJA:
Muchas veces discutimos o nos peleamos con otras personas. Tal vez porque pensamos de diferentes  maneras. Tal vez porque sentimos que nos trató mal, o porque nos dijo algo que no nos gustó. No está mal discutir ni pensar distinto. Pero las peleas son el peor modo de resolver los conflictos.


Ximena, Rocío y Jeremías - Grupo ''B'' 

martes, 27 de mayo de 2014

EL CASTIGO DEL AVARO

Había una vez, un hombre muy rico,  pero  también  muy avaro. Un día acudió a la feria, donde le ofrecieron un jamón muy barato. ¡Se lo compró! Después de todo hizo un buen negocio, porque con ese dinero ni papas hubiera comprado. Y se dio el gran atracón de jamón, manjar que nunca había probado y resultó que estaba  podrido.
Y al día siguiente, aquejado de fuertes dolores, tuvo que llamar al médico. 
-¿Qué has comido? le preguntó el médico. El avaro, entre suspiros, mencionó, su compra barata. 
-¡No creas que has hecho negocio.- se burló el médico. Entre la factura de la farmacia y la mía te va a salir más caro, que haber comprado el jamón podrido.    
THIAGO Y JEREMIAS
GRUPO “A” - 4° “B” 
                                                                                                                                                 

EL MUÑECO DE NIEVE

Había dejado de nevar y los niños, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron a corretear por la blanca y mullida alfombra recién formada.
La hija de herrero, tomando puñados de nieve con sus manitas hábiles, se entregó a la tarea de moldearla.
-Haré un muñeco como el hermanito que hubiera deseado tener.- se dijo.
Le salió un niñito precioso, redondo, con ojos de carbón y un botón rojo por boca. La pequeña estaba entusiasmada con su obra y convirtió al muñeco en su inseparable compañero durante los tristes días de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba…
Pero pronto los días empezaron a ser más largos y los rayos de sol más cálidos… El muñeco se fundió sin dejar más rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un botón rojo. La niña lloró con desconsuelo.
Un viejito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente:
-Seca tus lágrimas, bonita, porque acabas de recibir una gran lección: ahora ya sabes que no debe ponerse el corazón en cosas perecederas.


MORALEJA: Tenemos que valorar a los seres humanos y no a las cosas materiales.
Cuento recopilado por 
Valentina y Romina  5to "B"

miércoles, 21 de mayo de 2014

LA ROSA Y EL SAPO

Había una vez una rosa muy hermosa y bella. Se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos. 
Un día se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto, le ordenó al sapo que se fuera de inmediato
El sapo muy obediente dijo:
-“Está bien, si así lo quieres...
Poco tiempo después, el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces:
-"Vaya, que te ves muy mal.” ¿Qué te pasó?
La rosa le contestó:
-"Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.
El sapo solo le contestó:
-"Claro, cuando yo estaba aquí comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín."
MORALEJA:
Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más bellos, mejores, o simplemente que no nos "sirven" para nada. Nadie sobra en este mundo, todos tenemos algo especial que hacer, algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera estemos conscientes.

Cuento tradicional con moraleja 
recopilado por Milagros 6to "B"



El príncipe feliz (parte 2)


El príncipe feliz (parte 1)


miércoles, 7 de mayo de 2014

EL GIGANTE EGOÍSTA de Oscar Wilde


Acciones principales (núcleos narrativos) del cuento
  • Los niños jugaban en el jardín del gigante cada tarde a la salida de la escuela.
  • El gigante volvió de su viaje y vio a los niños en su jardín.
  • Se enojó y echó a los niños.
  • Los niños huyeron asustados.
  • El gigante construyó una pared alta y puso un cartel en la puerta para prohibir la entrada.
  • La primavera llegó al pueblo pero no al jardín del gigante.
  • Allí, entraron el invierno, la escarcha, la nieve, el granizo y el Viento del Norte.
  • El gigante se quedó solo y triste por ser egoísta.
  • Una mañana, el gigante escuchó desde su cama el canto de un jilguerito, se levantó y se asomó por la ventana.
  • Vio a los niños jugando en su jardín y a la primavera que había regresado con ellos.
  • También vio a un niño muy chiquito llorando en un rincón del jardín porque no podía subir a un árbol.
  • Entonces, fue a ayudarlo. El niño lo abrazó y lo besó, y el gigante se volvió bueno.
  • El gigante comprendió que debía compartir sus cosas. Derribó la pared, sacó el cartel y dejó entrar a los niños.
  • Se sentía feliz viendo a los niños jugar en su jardín, pero extrañaba al más pequeño que nunca volvió.
  • Una mañana, cuando el gigante ya era viejito, volvió el niño pequeño, que en realidad era Jesús, para llevarlo al Paraíso.  
Valentina y Leticia - 5to "B"



"El gigante egoísta" dibujado por los alumnos.